Por René Rebolledo Salinas, Arzobispo de La Serena
Se acerca el 25 de octubre, un día importante para nuestro país. El Comité Permanente de la Conferencia Episcopal, del cual su servidor es miembro como Vicepresidente, nos ayuda a preparar este momento con dos fichas de reflexión tituladas: Participación ciudadana. Un compromiso con la justicia y la paz. En su presentación hemos dicho que la “política es una de las formas más altas de la caridad, porque ella busca el bien común y la justicia social. La Iglesia nos enseña que participar en las instancias de la sociedad civil, entre ellas los actos electorales propios de la democracia, es una forma de hacer presentes los valores del evangelio”.
En estas palabras introductorias, manifestamos expresiones propias de la Doctrina Social de la Iglesia, de su Magisterio, del pensamiento especialmente de los últimos pontífices, de los documentos a nivel universal, latinoamericano y de la Iglesia en nuestro país, en relación al gran valor de la política. En efecto, el Papa Francisco ha explicado que la Política es “una de las formas más altas de la caridad, porque es servir al bien común”. Justamente, procurar y tender al bien común es uno de los objetivos de la política.
Subrayamos, por esto, el concepto de participación, dado que somos los ciudadanos los que votamos y, al ejercer este derecho, nos hacemos responsables de las decisiones que tomamos practicando una de sus facultades, cual es, la posibilidad de elegir entre opciones diversas.
Consecuentemente, es justo y bueno que nos interesemos por la política, porque concurrir con nuestro voto nos permite participar corresponsablemente en vista del bien común. Discerniendo, optando, aportando, ofrecemos una gran contribución a fin de que la autoridad ejerza su servicio en la prosecución del bien común, la paz y la justicia.
Recientemente, el jueves 17 de septiembre, hemos celebrado en el templo Catedral la santa Misa por nuestro país. En comunión la han vivido
-mediante los medios de comunicación social y plataformas digitales-autoridades y centenares de fieles. Al referirme a la Carta Fundamental expresé: “Debemos procurar un diálogo con respeto y altura de miras al manifestar nuestros pareceres, mirando siempre el bien superior al que la patria nos llama en un momento decisivo de nuestra historia, para proseguir construyendo una sociedad justa y fraterna. Los difíciles acontecimientos que juntos hemos sobrellevado, nos ayuden a reconstruir los vínculos y a darle a Chile siempre las mejores leyes, los mejores servidores, las mejores voluntades”.
Como lo hiciera, en comunión con mis hermanos obispos del Comité Permanente, invito a participar en el plebiscito. Procuremos informarnos adecuadamente. Acudamos a ejercer nuestro derecho votando en conciencia, según nuestra convicción, pensando siempre en lo mejor para el país. En estas semanas que restan para el 25 de octubre, conozcamos las fichas que ofrecemos (disponibles en los sitios web www.iglesia.cl y www.arzobispadodelaserena.cl), procuremos reflexionarlas personalmente, en familia y en nuestras comunidades. De este modo, nos prepararemos para un momento relevante de la historia, como todo acto cívico que es solemne, comprometiéndonos así con la justicia social y la paz, dos valiosos tesoros del bien común.
